18 mar 2012

Reseña: Life Machine, de Víctor Atobas


Autor: Víctor Atobas
Título: Life Machine
Editorial: Autopublicación
Género: Narrativa Contemporánea
Páginas: 49
Sinopsis: Un misterioso invento llega a la vida de Alejandro, un solitario y bebedor joven de 24 años que vive inmerso en la desesperanza y el miedo. La ruptura con su novia y la relación fría y malograda con sus padres, que le obligaron a marcharse de casa, han ocasionado que Alejandro pierda el interés por la vida; lastrado por los recuerdos dolorosos y las dudas, tratará de encontrar su propio camino con la ayuda de una máquina que analizará su personalidad dejando entrever cómo es en realidad.
Estamos ante una novela corta o mejor podríamos decir un relato largo, creo sinceramente que es una obra de muy buena calidad y muy compleja por su argumento, es una obra difícil de encuadrar dentro de un género literario establecido, tiene aspectos filosóficos, sociales, etc..

Creo sin lugar a dudas de que estamos ante un escritor joven con mucho talento, su carrera como escritor es muy prometedora y desde aquí le animo a proyectos más ambiciosos, esta novela por su argumento creo que podría haber sido más extensa.
Alejandro, el protagonista es un joven muy actual, todos los problemas que discurren en su vida son problemas de muchos jóvenes en la actualidad, he leído muchas obras con esta temática pero  muy pocas están narradas por un autor que nos demuestra un sólido compromiso social, durante toda la novela se observa el carácter de un autor con las ideas muy claras sobre esta sociedad decadente que nos oprime..

La novela se lee de un tirón porque te engancha desde el principio, sigue siempre un nivel homogéneo y sin altibajos, el nivel narrativo de Víctor es muy correcto, está narrada en primera persona, lo que ya de por si demuestra el atrevimiento del autor, es mucho más difícil para un escritor novel el llevar ese tipo de narración que no el narrar en tercera persona, lo cual me lleva a comprobar que aparte de talento estamos ante una persona valiente.
Por mucho que he buscado no le encuentro casi ningún pero a la obra, alguna palabra hay mal escrita pero son pequeños fallos que una buena corrección solucionaría y no restan ningún mérito al valor de la historia..
Espero con ansia leer más obras de Víctor con la seguridad de que estoy ante un escritor de mucho futuro..

Víctor Atobas nació en Burgos en el frío y nevoso invierno de 1990. De niño comenzó a escribir pequeñas historias, descubriendo la literatura a través de los libros que su madre leía después de cenar. Pero cuando de verdad prende el interés por la escritura es en el instituto, gracias a las clases de filosofía, donde descubre el poder de la palabra. Desde entonces ha publicado artículos sobre la actualidad política, así como ha experimentado en diversos géneros como el ensayo o la novela corta, aunque el territorio en el que mejor se desenvuelve es el de los relatos cortos.


Obra: La Poliédrica (2009), Los chicos de Derrigtown y otros terroríficos relatos (2010), Dieciséis reunidos (2011) y Life Machine (2012).
Quizás fueran las tres o las cuatro de la madrugada cuando empezó el espacio publicitario. Pensé en levantarme para ir a la cama, pero a la mañana siguiente no había nada que hacer; nunca tenía planes. Sé que todo el mundo está solo, pero en aquellos tiempos yo me encontraba aislado de los demás, como si un alud me hubiera sepultado. La hora a la que programar el despertador era lo que menos me importaba. Claro que no fue siempre así; la ruptura con Aurora y que me viera obligado a dejar la casa de mis padres ocasionaron que sólo me importaran tres cosas; encontrar mi camino, recuperar el amor perdido y escribir en los cuadernos que guardaba en el armario..

Durante la espera humedecí una gasa que me coloqué en la frente, y bebí agua. Me tumbé en el sofá, dirigí la mirada al techo y deseé que mamá estuviera conmigo; cuando enfermaba se preocupa de llevarme a la consulta, comprar los medicamentos en la farmacia y animarme; si había una herida, de desinfectarla y vendar el miembro afectado. En cambio papá calentaba una sopa, cocinaba el arroz o el plato más adecuado para apaciguar la dolencia, subía la televisión a mi cuarto y decía que no me ocurría nada; siempre decía que no era importante, porque no soportaba ver a su hijo frágil y desfallecido..

Regresé. Siempre me había preguntado por qué, a pesar de odiar la disciplina, la autoridad y el mando, terminaba por acatar las órdenes, aunque entre el malestar y la represión de mis impulsos liberadores. Me habían obligado a buscar empleo, y había cedido. Me habían obligado a que volviera a sentarme, y había cedió. La resistencia que efectuaba era débil porque creía que ellos sabían lo que faltaba en mi vida, pero quien la conocía mejor era yo, no ellos. Por esto y porque los gritos y las amenazas espoleaban mis movimientos de vencido. Cada vez que me enfrentaba contra ellos acaba perdiendo; papá y mamá sabían mis puntos flacos. Era incapaz de reintentarlo, ya había ocurrido con el amor de mi vida, Aurora, que aunque me había rechazado podía haber dejado una puerta abierta. Jamás volvería a estar con ella. Me recreaba en mi desgracia para poder quejarme; me hundía en el fango, el único terreno sobre el que sabía moverme.

Blog del autor:

http://estaticateorica.blogspot.com.es/

    8/10

           

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